Ante todo, quiero ser muy respetuosa porque sé que este tema es delicado, esencialmente, porque nos cuesta asumir que, de alguna manera y casi siempre inconscientemente, participamos, en mayor o menor medida, en lo que llega a nuestra vida, y sin lugar a duda somos responsables de cómo lo vivimos.
Para que puedas seguir leyendo te pido una mirada amplia y curiosa, y que destierres la culpa, como mínimo mientras lees este artículo, y ojalá para siempre.
Empieza por hacerte algunas preguntas:
- ¿Cuántas veces sientes que estás haciendo o diciendo algo que no es lo que sientes de verdad?
- ¿Te ha pasado, con frecuencia, eso de sentir que estás en el lugar equivocado pero que no haces nada por cambiarlo?
- ¿Sientes a menudo que te estás mordiendo la lengua y “tragando” algo que necesitas expresar?
Pues vamos ahora a esos estados no deseados como, por ejemplo, las enfermedades.
Afortunadamente, contamos ya con muchos estudios que revelan cómo algunas enfermedades están asociadas a la represión de la expresión emocional, algo que, a fin de cuentas, representa una incoherencia o conflicto interno entre lo que sentimos, pensamos y hacemos, y que a la larga acaba materializándose en nuestro escenario más cercano: nuestro cuerpo.
Existen cantidad de trabajos de investigación que asocian algunas enfermedades a:
- Personas super exigentes consigo mismas, hiper responsables y perfeccionistas, que no se permiten fallar.
- Personas que viven desde la búsqueda constante de amor, aceptación y reconocimiento externos, lo que les conduce al miedo, la preocupación o la tristeza.
- Personas que no son capaces de poner límites, que no saben decir que no nunca, o expresar lo que piensan y sienten.
Esto hasta aquí es algo que ya quizás has oído, lo intuyes o sabes. Pero ahora viene la parte que puede hacerte ir más allá.
Quiero añadir que esto que escribo está basado, no sólo en información y estudios existentes, sino en mi propia experiencia y en experiencias de personas cercanas a las que he tenido el honor de acompañar.
Porque, para algunas de estas personas, la enfermedad, de repente y de forma inconsciente, les ha podido proporcionar una ´excusa` para soltar y verse liberados de pesadas cargas autoimpuestas. Y esto puede llevarnos a veces a perpetuar una enfermedad.
Darte cuenta de que puedes estar teniendo un beneficio (oculto) a través de ella y que, seguramente, ese beneficio es de gran valor para ti, quizás pueda aportar algo de luz en el proceso de salir de ella.
No sólo se trata de buscarle el sentido a esta experiencia, sino de ser capaz de ver que lo que está pasando tiene un aspecto de aliado que, a priori, nos cuesta aceptar. Ser conscientes de ello y descifrar ese mensaje profundo, es el primer paso.
¿De qué te puede servir todo esto? ¿Qué te puede estar enseñando?
Busquemos. Busquemos con una mirada más amplia, responsable y flexible, ya que esos beneficios ocultos tienen un altísimo valor y pueden llevar a perpetuar un estado no deseado.
En el viaje hacia la plenitud es necesario que todas las cosas que son de valor para ti estén en tu vida, sin que tengas que pagar enormes precios por ello. Es incluirlo todo. Es no tener que optar. Es elegir sin tener la sensación de que estamos perdiendo, de que estamos renunciando a algo importante.
Con esta integración de todas las partes te acabas dando cuenta de que en ese mundo tan oscuro que tanto rechazas hay también luces y que suceden cosas a nivel inconsciente que te abren un mundo de infinitas posibilidades.

0 comentarios